Por Elsie Y. Jiménez
Muy a menudo las personas me preguntan cual es la diferencia entre los aceites esenciales y las fragancias. Antes de explicar mas en detalle las diferencias de ambos tendríamos que comenzar por definir los términos Aromaterapia y Aromacologoia.
Aromaterapia: Es el uso de aceites esenciales para tratamientos de salud física y emocional, belleza y bienestar. Los aceites esenciales son sustancias altamente concentradas que provienen de plantas. Debido a que son los extractos más completos de los componentes de las plantas no es posible sintetizarlos en un laboratorio (crear sustancias artificiales con las mismas propiedades). Se ha tratado de sintetizarlos y es posible sintetizar algunos de sus componentes pero no todos por lo cual es seguro decir que solo pueden obtenerse de la naturaleza.
Aromacologia: Es un término relativamente reciente. Fue creado en 1986 por el Fondo de Investigación del Olfato. Estudia los efectos temporales de los olores en los seres humanos en la conducta y la mente. En otras palabras estudia como podemos utilizar los olores para crear ambientes, sentirnos mejor etc. En la aromacologia no se hace distinción entre ingredientes o fragancias naturales o sintéticas. En la aromacologia muchas veces se utilizan fragancias que son el resultado de mezclas de químicos para crear aromas similares a los de los aceites esenciales.
Sabiendo la diferencia hablemos de los aceites esenciales:
La utilización de Aceites Esenciales se remota a antiguas civilizaciones, se han usado desde la antigüedad para tratar enfermedades, en productos de belleza, adoración a varios dioses y hasta en el proceso de momificación. Estos maravillosos aceites poseen muchas propiedades beneficiosas. Cada aceite tiene una identidad, un aroma y unas características propias.
En Egipto por ejemplo, desde el año 400 ac se destilaban variedad de sustancias para convertirlas en aceites esenciales. Fragancias como la mirra y el olíbano eran consideradas sagradas. En las civilizaciones de Grecia y Roma las fragancias se empleaban comúnmente para preparar inciensos. En China y Japón el aroma del incienso era ofrecido en rituales religiosos a los dioses. En India los aromas eran utilizados de manera liberal en la persecución del amor físico y espiritual.
Existen varios métodos en función de la planta utilizada. No se extrae del mismo modo el aceite esencial de la corteza de canela o de la cáscara de mandarina. Los dos métodos de extracción más frecuentes son: 1) la destilación (el más extendido, pues se adapta a la mayoría de plantas, consiste en hacer pasar vapor de agua por un recipiente con la planta; el vapor se carga con el aceite esencial que un aparato especial recupera por enfriamiento). De este modo, se obtiene un aceite esencial. 2) el exprimido (se exprime la parte de la planta que nos interesa para extraer su esencia; es el caso típico de la piel de los cítricos como la naranja, el limón o la mandarina). De este modo, se obtiene una esencia.
La eficacia terapéutica de los aceites esenciales se debe a su composición química extraordinariamente potente y compleja. Algunas moléculas destruyen las bacterias, otras impiden que se reproduzcan, otras incluso ayudan a reparar la piel afectada o estimularán o frenarán los intercambios de neurotransmisores en el cerebro. Este último punto explica la gran eficacia de ciertos aceites esenciales para combatir los desórdenes nerviosos.
Cuando aplicamos un aceite esencial sobre la piel, estos atraviesan con gran rapidez la epidermis para entrar en el torrente sanguíneo. Desde ahí, llegan al órgano enfermo. Por este motivo, de 15 a 20 minutos después de un masaje en la columna vertebral o en la planta de los pies con un aceite esencial de eucalipto (para curar una bronquitis), nuestro aliento desprende un perfume agradable… a eucalipto. La ruta que siguen estos aceites es fácil de reconstruir: los principios activos pasan al torrente sanguíneo y llegan a los pulmones. Lo mismo ocurre con el sistema digestivo o urinario, los desórdenes nerviosos, los dolores de cabeza, etc.